El Señor en el evangelio del domingo nos hablaba
de las bendiciones tan grandes que tienen los que
padecen algún tormento:
«Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados.
Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra».
A veces desviamos nuestra mirada y nos concentramos
en lo profundo que son nuestros problemas,
y nos olvidamos que siempre para cada momento
de tribulación, hay un abrazo, una voz, una ayuda,
un regalo que desde el cielo nos mandan para
soportar, corregir y aprender de cada uno de nuestros
errores.
Si te levantas, comes, trabajas y duermes pensando
sólo en lo que te hace daño, terminarás tan desilusionado
y distraido, que no tendrás fuerzas para mirar los regalos
que te ponen a diario.
Mas si haces un alto y recuerdas tu pasado como una
experiencia de gratitudes entregadas desde lo alto del
cielo, podrás sobrellevar y sobrepasar cualquier
dolor, siempre que tengas tus ojos en Él.
Que el Señor los bendiga en esta semana y
los abrace tan fuerte, que no les quede más
remedio que sentir su calor.
«Porque no consiste nuestra perfección en gozar
de agradables consolaciones, sino en saber soportar
con paciencia y por amor de Dios las tribulaciones y
penas que nos llegan.»
Párrafo tomado del libro «La Imitación de Cristo»
martes, 3 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario